Con motivo de la proximidad del 8M, Día Internacional de la Mujer, en Casino Cirsa Valencia recuperamos la tradicional entrevista anual con una de nuestras mujeres líderes, en una empresa paritaria donde el 52% de los puestos de responsabilidad están ocupados por el sexo femenino. Y una de estas mujeres es Nuria Alonso, segunda jefe de Restaurante, lo que conocemos como maître, forma parte de la cúpula del departamento de Alimentos y Bebidas del Casino, que está formado por más de 40 empleados.
La historia de Nuria Alonso tiene miga. Cursó estudios en Gestión comercial y Marketing y desarrolló parte de su carrera como comercial en Palma de Mallorca. Tras asentarse en su Valencia natal abrió un restaurante propio, pero la pandemia y algunas vicisitudes personales le llevaron a abandonar este proyecto. Recuperada del bache y llena de energía entró hace dos años a trabajar en esta casa y a los ocho meses que fue ascendida al cargo que ocupa.
Nuria, ¿cómo has logrado ocupar un puesto de responsabilidad en tan poco tiempo en una empresa como Casino Cirsa? La verdad es que he tenido mucha suerte con la empresa, pero te diría que ha sido una evolución natural. Yo creo que también, cuando has desarrollado tu propio negocio, sin quererlo, instintivamente tienes mucha iniciativa, eres resolutivo y organizado. Al llevar muchos años en el sector, te sale de manera natural, espontánea. Eso unido a que a mí me gusta mucho mi trabajo, así como la hostelería en general. Hay gente que me dice que estoy loca, pero a mí me encanta la hostelería.
¿Cuáles son tus labores como segunda jefa de restaurante o maître? La labor del maître en hostelería generalmente suele ser organizar, planificar y supervisar, tanto el servicio como el equipo de trabajo, así como atender la llegada del cliente acomodarlo en mesa y asesorar su elección.
¿Difiere el trabajo de un maître de un Casino al de otro establecimiento de hostelería? Claro. La diferencia del trabajo de una hostelería convencional al Casino es que aquí hay varios departamentos, y cada uno tiene una burocracia a la hora de trabajar. Por lo tanto, no es solamente acompañar al cliente a la mesa, ya que no es un tipo de hostelería que suponga solamente sentarse en un restaurante. En la zona del restaurante quizá sí, y también en los eventos, pero la zona del Casino es totalmente diferente; sobre todo en lo que se refiere a la atención. En la sala de juego el cliente está jugando, es un servicio rápido de comidas. Hay que conocer perfectamente su personalidad. Y si no la conoces, tienes que estar en continuo contacto con tus compañeros de sala para tratar de molestarle lo mínimo posible. Por lo tanto, es primordial el contacto con el jefe de sector en mesas o en máquinas y la función que tenemos como maîtres es controlar que todas las zonas y todos los departamentos estén funcionando correctamente, que los trabajadores estén en su zona de servicio y que los clientes estén bien atendidos en tiempo y forma: somos la referencia del cliente a nivel de hostelería. Los camareros somos quienes presentamos al cliente el plato que sale de cocina y los ojos del departamento, somos el enlace entre compañeros de cocina y sala, siempre con el objetivo claro: complacer al cliente, que es nuestra verdadera razón de ser.
¿Cómo es la distribución física del Casino? Existen dos zonas. La zona de máquinas, en la cual al cliente se le ofrece un servicio rápido de comida en la misma máquina. Normalmente, establecemos una relación muy estrecha y sabemos lo que quiere en cada momento. Y luego está la zona de mesas de Casino, en las que no se puede comer, sino que el cliente se desplaza hasta el Mirador y allí damos un servicio acorde a la hostelería tradicional.
Uno de los puntos fuertes del Casino es que es el único centro turístico de la ciudad que ofrece cocina caliente hasta muy tarde, ¿verdad? Exacto, la cocina está abierta hasta las cuatro de la mañana y después hay una carta con un servicio básico como sándwiches, bocadillos o ensaladas. En el Casino siempre hay opción de comer algo. En la zona de mesas lo que más piden los clientes son carnes y pescados. En la zona de máquinas tenemos los “menús slots”, que son platos de la carta en tamaño reducido, también triunfan las opciones de finger-food informal y los preferidos son los platos combinados, hamburguesas y las sugerencias del chef.
Cuando comenzaste con tu restaurante propio, ¿tenías algún referente? Sí, claro… antes de mi restaurante estuve trabajando en restaurantes como Mi Mar, en La Bodega de María, y al final yo creo que de todos los maîtres con los que he trabajado he aprendido algo.
¿Cómo definirías a un buen maître? Debe tener don de gentes, empatía con sus compañeros, saber trabajar en equipo, tranquilidad, conocer muy bien lo que está vendiendo… Al final somos vendedores también. Y a la hora de supervisar y organizar, mantenerse siempre con calma, contribuyendo a que el equipo se sienta cómodo y que ante cualquier situación adversa confíen en ti. Sobre todo, se trata de trabajar en equipo, porque al final un maître, por muy bien que lo haga, si no gestiona bien su equipo, el servicio no va a salir bien. Y te tiene que gustar mucho esta profesión.
¿Cómo te facilita el Casino la conciliación de tu vida personal y laboral? Yo tengo la suerte de que no tengo problema con el horario y tengo ayuda en casa. Pero sí que ponen a nuestra disposición tanto la reducción de jornada como la posibilidad de pedir un horario fijo si las necesidades del servicio lo permiten… No tenemos ningún tipo de problema en ese sentido.
¿Qué consejo darías para alguien que está empezando y quiere ser jefa de sala? Yo tuve la suerte de ascender muy rápido, pero pienso que hay que esperar la oportunidad. Hay que tener siempre constancia y motivación. Se tiene que notar que estás haciendo a gusto tu trabajo. Y, sobre todo, ser buen compañero y saber trabajar en equipo. No querer resaltar ni pisar a nadie. Y el tema de los idiomas, especialmente en el Casino es fundamental ya que más del 56% de los clientes son extranjeros.
¿Tienes alguna preferencia entre las dos zonas del Casino? Todo tiene su encanto. Por ejemplo, me gusta mucho estar en la zona de máquinas, porque es un cliente más habitual con el que adquieres más confianza. Luego la zona de Casino tradicional tiene la gracia de los juegos más impactantes como la ruleta, las cartas. Es una zona muy divertida donde vives la música y el ambiente propio de un Casino Y también me gusta particularmente la zona de los eventos y el restaurante, pues al final es la hostelería en la que siempre he trabajado.
En tu faceta más personal, ¿Cuál es el ingrediente que nunca falta en tu cocina? Las verduras, todas ellas.
Y ¿a quién le darías una Estrella Michelín? A mi madre. Todos aprendemos al final de ellas y cuando te independizas: “mamá, ayúdame”.
¿A quién le darías un Oscar? Pues me encanta Úrsula Corberó.
¿Y un Emy? Malú por ejemplo me gusta mucho, Beret también me gusta, Antonio Orozco… música española.
¿Un presentador o programa que no te pierdes? Los documentales de crímenes reales.
¿Cuál es tu escritor o libro favorito? Ahora no tengo mucho tiempo de leer, pero siempre que me ha gustado. Isabel Allende, me he leído casi todos sus libros. María Dueñas, en especial “El tiempo entre costuras” o la saga de “Crepúsculo”.
¿Cuáles son tus hobbies? ¿Cómo te gusta pasar el tiempo libre? Senderismo, viajar y el yoga. Soy súper amante de los animales, tengo dos gatos. Me gusta mucho de vez en cuando coger a la niña e irnos de fin de semana. Y aunque esté casada, cojo a mi hija y le digo “fin de semana de chicas”: nos vamos juntas un fin de semana o de compras. También pasar el tiempo en familia, como excursiones los tres, salir en bicicleta…
¿Te gustaría que tu hija siguiera tus pasos? Sí. A ver, prefiero que estudie una carrera, pero al final tiene que hacer lo que a ella le guste. Mi trabajo, quitando que es una profesión dura y que al final son muchas horas y muchas noches, es apasionante. Pero si haces lo que te gusta, lo llevas de otra manera. Yo veo compañeros que a veces están como apagados. Y a mí se me nota que no, que siempre estoy con una sonrisa. Yo creo que eso al final se transmite. La hostelería no es para todo el mundo. Parece algo muy fácil, que la gente empieza a trabajar de camarero para sacarse un dinero o porque están estudiando. Pero los que realmente nos vamos a dedicar a esto nos tiene que gustar, porque si no, es duro. Trabajas todos o casi todos los fines de semana. La gente apuesta por la hostelería porque lo ve un camino fácil para ganar dinero rápido, pero abandona enseguida porque les falta vocación, ese es el gran problema de la hostelería.